¡Bienvenidos nuevamente, que gusto que estén de regreso!
Hoy les hablaré sobre “las etapas de la pareja”, un tema que resulta importante cuando queremos iniciar una relación o pensamos en incluir una en nuestro proyecto de vida.
La primera etapa es el enamoramiento. Esta es la base de la gran mayoría de las relaciones de pareja. Nuestra atención está enfocada en los aspectos comunes y por lo mismo, apenas percibimos los aspectos que nos diferencían. En este momento, el deseo y la pasión, con o sin actividad sexual, lo que despierta en nosotros intensas fantasías y creatividad para sorprender a la pareja. En esta etapa evitamos los conflictos. El entendimiento y la comprensión están presentes y en conjunto hacen una etapa especial y apasionante, de descubrimiento del otro, por lo que desearíamos que no termine nunca; sin embargo, el enamoramiento es una emoción y por tanto tiende a la habituación.
Etapa de Conocimiento. El enamoramiento da paso al conocimiento más profundo e íntimo de los dos y por ende, al descubrimiento de las diferencias y peculiaridades de ambos, cada uno comienza a compartir experiencias y vivencias personales. Ya no hay tanta idealización, por lo que la relación comienza a ser más real.
Etapa de Convivencia. La atención ha estado centrada en la proyección de una vida y proyectos en común, así que es el momento en que decidimos compartir una vida, desde la convivencia, hasta el hogar elegido por ambos; hay un montón de hábitos que antes no compartimos y tareas domésticas que debemos asignar. Es entonces que aparecen diferencias en la forma de resolver los conflictos, por lo cual es necesario llegar a acuerdos y negociaciones. La actividad sexual suele disminuir por la rutina y las responsabilidades y el amor se expresa de forma más afectiva, respetuosa y en forma de apoyo y entendimiento de la vida en común.
Etapa de Autoafirmación. Con el tiempo que hemos convivido, nos reencontramos con necesidades personales y el deseo por realizarlas, por lo que puede establecerse un tiempo para realizar actividades por separado, respetando el vínculo y compromiso mutuo previo. En este período pueden existir conflictos por situaciones individuales pasadas no resueltas.
Etapa de Crecimiento. Es un proceso en qué podemos decidir profundizar la relación que ha madurado y se ha estabilizado, con la idea de tener hijos, momento en que surge una nueva ilusión, emoción y entusiasmo por compartir lo que hemos construido y continuar con ese proyecto de vida juntos. Con la llegada de un bebé, se produce un nuevo cambio, se multiplican las tareas de manera exponencial y la pareja tiene que unificar criterios en función de la educación que pretenden otorgarle.
Etapa de Adaptación. La vida y los cambios que conlleva continúan, si logramos adaptarnos, obtendremos mayor consolidación y madurez, de lo contrario, habrá una probable ruptura, ya que es un momento donde cuestionan las escalas de valores individuales y compartidas, existen nuevos intereses derivados de los cambios como el crecimiento de los hijos, las enfermedades, etc. Pero, también, puede ser también un reencuentro, ya que, al disminuir las responsabilidades, podemos centrarnos nuevamente uno en el otro y compartir nuevos proyectos como al inicio de la relación.
Es importante tener presente estas etapas cuando nos planteamos iniciar una relación de pareja o nos detenemos a replantear hacia dónde queremos ir en esa relación.
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