De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) una persona en el mundo toma la decisión de terminar con su vida cada 40 segundos; son cifras alarmantes que recalcan la importancia de tomar medidas y hacer frente como sociedad ante la crisis de salud pública que se vive en el mundo entero. La situación en México según estadísticas al 2022 señala una tasa de 6.5 suicidios por cada 100 mil habitantes, es decir, 8 mil 123 suicidios en total.
La causa principal de acuerdo con la OMS continúa siendo la depresión, una enfermedad que afecta a aproximadamente el 5% de la población adulta mundial, afectando las actividades cotidianas de las personas y afectando el desarrollo de sus actividades personales, familiares y sociales, orillándolas a tomar acciones que atentar contra su propia vida.
En México las estadísticas no son diferentes, 16.3% de las mujeres de 18 años o más sugieren sentirse deprimidas mientras que la cifra en hombres es de 9.1%. De las personas que sugieren carecer de redes de apoyo 25.8% se sienten deprimidos la mayor parte de su tiempo, cifra que disminuye considerablemente en aquellas que consideran tener un respaldo y apoyo emocional, 12.6%, cifras hasta el 2022.
Actualmente, la depresión es conocida como “La Pandemia silenciosa”, en gran medida esto es debido al estigma que aún existe alrededor, ya que para muchos es difícil hablar del tema, razón por la cual es importante cerrar filas como sociedad , quitar el tabú existente, los prejuicios y las creencias erróneas como que hablar de suicidio favorece que las personas piensen en cometer suicidio.
El estigma impide que las personas que sufren o tienen algún padecimiento busquen ayuda, lo cual es vital en este tema. Trabajando juntos para eliminar los estigmas puede crearse un entorno favorable, de aceptación y diálogo sobre la importancia de la salud mental.
El suicidio no es un problema de una persona o de unas cuantas personas, es un reflejo de las fallas existentes como sociedad. Factores como el acoso escolar, laboral y sexual, la falta de acceso a servicios de salud mental, economía, el aislamiento social, pueden llevar a las personas a tener pensamientos, intentos o llevar a cabo una acción contra su vida.
A menudo las personas que cometen suicidio tienen sentimientos de soledad y creen que no tienen nadie con quien puedan acudir pidiendo ayuda. Es en este punto donde la sociedad toma mayor relevancia y hacer la diferencia atendiendo a los factores de riesgo, signos de alerta y mostrar empatía y apoyo desde la prevención, acompañar, estar, “dar una mano” a quienes se encuentran cerca, eso puede salvar vidas.
La prevención del suicidio comienza en casa, en la escuela, lugares de trabajo, en la comunidad, por ende se necesita proactividad favorecer entornos donde cada individuo se sienta valorado, escuchado y validado, donde se sientan importantes y valiosos, dignos de respeto y de vivir.
Cerrar filas como sociedad implica también recibir educación y sensibilización a través de programas educativos escolares, campañas de concienciación y formación en primeros auxilios psicológicos, son herramientas esenciales para combatir el suicidio. Todos como sociedad tienen un papel, un rol y mientras mejor informados estén, más efectiva es la respuesta que puede ofrecerse.
El suicidio afecta a personas, familias y comunidades enteras. Pero sobre todo, el suicidio es prevenible si como sociedad cerramos filas para apoyar, comprender y proporcionar los recursos necesarios para salvar vidas como responsabilidad conjunta. Es tarea de todos hacer del mundo un lugar donde nadie se sienta solo al grado de ver el suicidio como su única opción.
Recuerda que en SinDepre estamos para apoyarte y acompañarte.