Duelo: Cuando un padre pierde a su hijo

“Aunque la muerte se llevó a mi hijo, el amor nunca desapareció”.
(Anónimo, 2020)

Muchas veces nos preguntamos cómo salir adelante después de una pérdida tan grande como lo es la de un hijo. Existe mucho enojo con la vida, tristeza, negación, culpa o alguna otra emoción que nos impide avanzar, ya que pensamos que la muerte de un hijo es algo que va en contra de la “naturaleza”; el pensar el fin de una vida cuando apenas se está formando es un dolor inconcebible, pero sucede.

Sin embargo, nunca se sabe por qué muere una persona y otra vive, pero es cierto que los sobrevivientes deben seguir adelante, recuperarse de la pérdida y continuar. 

Independientemente de las “fases” de duelo que se van a mencionar a lo largo de este artículo, cabe señalar que todos tenemos nuestra propia manera de llevar la situación y, también, nuestro propio ritmo.

¿Qué pasa en nosotros cuando se pierde un hijo?

La muerte viene a cambiar todo nuestro mundo y la manera en cómo nos relacionamos con él, por ello tendemos a pasar dentro de estas fases de duelo que nos ayudarán a superar la pérdida. 

Fases del duelo (estas pueden experimentarse de forma desordenada)

Negación o shock: En este momento no se puede asumir la pérdida. Normalmente, en esta etapa uno se centra en la preparación del funeral, que a pesar de estar relacionado con la persona fallecida, es una manera de mantenerte ocupado.

Ira o enojo: En esta etapa se reconoce que esa persona ya no va a volver y se viven sensaciones de injusticia, de enojo hacia uno mismo o hacia todo lo que nos rodea. Pueden aparecer cuestionamientos cómo: ¿por qué me pasó esto a mí?, ¿por qué la vida me está castigando?, etcétera. 

Negociación: Este momento se caracteriza por la confusión, en ocasiones se acepta la pérdida y en ocasiones se niega esta misma. Es una manera en la que nuestro cerebro nos está protegiendo del dolor tan grande que se siente.

Sentimientos profundos de tristeza o episodios depresivos: La persona que se encuentra en esta etapa se desconecta de sus actividades cotidianas, no encuentra satisfacción en cosas que antes le generaban felicidad y el sentimiento que se presenta la mayor parte del tiempo es la tristeza.

Aceptación: En esta etapa se debe tener en cuenta que, aunque se acepte la pérdida, no significa olvidar al ser querido o “regresar” a la vida que se tenía antes de este suceso. Pero hay reincorporación de las actividades diarias, se suelen tener pequeños momentos de alegría o la persona tiene la capacidad de sentir menos dolor.

¿Qué podemos hacer para superar este duelo?

Los padres pueden atravesar el duelo de diferentes formas, según su género y el papel diario en la vida de su hijo. Un padre puede sentir que hablar lo ayuda, mientras que el otro puede necesitar tiempo en silencio para pasar el duelo solo. 

Las diferencias en el duelo pueden traer dificultades en la relación, un padre puede creer que el otro no está atravesando el duelo de forma correcta o que la falta de un duelo abierto significa que amaba menos a su hijo. 

Es importante que cada uno de los padres hable de forma abierta sobre su duelo con su pareja, que trabajen para entender y aceptar la forma de afrontar el proceso de cada uno.

Acciones concretas

  • Hacer que el duelo sea un proceso familiar, puedes incluir a tus hijos en las charlas sobre los planes de homenaje o sobre otras decisiones.
  • Puedes pedirle a un amigo o familiar cercano que pase más tiempo con tus otros hijos (en caso de tenerlos), ya que el propio duelo puede impedir prestarles atención. De igual manera, esto ayudará a concentrarte en tus emociones.
  • Permítete tener un tiempo para decidir qué hacer con las pertenencias de tu hijo, no te presiones.
  • Prepárate para responder a preguntas difíciles e incómodas como: “¿cuántos hijos tienes?” o comentarios como, “al menos tiene otros hijos.” Recuerda que las personas no quieren herirte, simplemente, a veces no saben qué decir.
  • Organiza un espacio para los días significativos o especiales de tu hijo que se ha ido, como su cumpleaños o el aniversario de la muerte. Puedes pasar el día mirando fotos y compartiendo recuerdos o comenzar una tradición familiar, como plantar flores, aventar globos o alguna otra actividad en familia que les recuerde a la persona que falleció.
  • Pide ayuda profesional o busca un grupo de apoyo, a los padres les puede resultar beneficioso compartir sus experiencias con otros padres que entienden su duelo y pueden ofrecerles esperanzas.

Si bien pasar por este duelo no va a ser un proceso fácil, es importante estar consciente que el camino es un paso a la vez, toma el tiempo que necesites y apóyate en tus seres queridos o en profesionales de la salud.

Bibliografía:

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