Durante años y años hemos escuchado hablar de los tipos de inteligencia, hay quienes tienen una inteligencia lingüística o una inteligencia lógico- matemática o incluso una inteligencia musical. En las escuelas siempre ha sido básico y de extrema importancia fortalecer a los alumnos en estos tipos de inteligencia, pero ¿alguna vez has escuchado de la inteligencia emocional?
Pocas son las instituciones y/o personas que se preocupan por enseñar y potencializar este tipo de inteligencia que se trata del manejo inteligente de nuestras emociones, la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados de ánimo propios y ajenos. Pero… ¿por qué es tan importante este tipo de inteligencia?
Bueno, las emociones que nos visitan día a día por distintas experiencias tienen un papel importantísimo en nuestra vida pues influyen en nuestras actitudes, en las decisiones que tomamos, en la comunicación con los demás e incluso nos hacen acordarnos más fácil de personas o situaciones, por ejemplo, una película que te hace sentir mucho miedo es probable que la recuerdes más a detalle que una que causo muy pocas emociones en ti. Un comercial que toca nuestro lado sentimental tendrá más impacto que uno que solo nos habla de números y porcentajes.
De aquí proviene la importancia de las emociones y la forma en la que estas nos llevan a reaccionar. Una acción siempre viene en consecuencia a una emoción, es decir, lo que sentimos nos lleva a actuar de alguna forma, nos lleva a tomar ciertas decisiones o incluso a comunicarnos de cierta manera en específico, por eso es tan importante aprender a controlar nuestras emociones y no que estas nos controlen a nosotros.
Crear habilidades de inteligencia emocional no es un trabajo de un día, así que si quieres empezar puedes poner en practica estas pequeñas acciones:
Reconocer la emoción
Es decir, ponerle nombre a lo que estoy sintiendo. Al reconocer la emoción por la que estamos pasando lograremos entender porque actuamos de tal o cual forma.
Conócete
Día a día puedes hacer una reflexión que situaciones te hacen enojar, estar triste, feliz o incluso te dan miedo. Al conocerte podrás estar más preparado a la hora de actuar cuando alguna de estas emociones toque a tu puerta y así no actuar únicamente por impulso.
Valida tus sentimientos
A muchas personas nos enseñaron que estar triste o enojado no es bueno, que debes reprimir ese sentimiento pues no causa nada bueno, cuando en realidad hay que vivir el sentimiento y hablarlo, pues lo que no vivimos y no hablamos lo actuamos. Si estás enojado y solo reprimes el sentimiento es probable que todo el día tengas un mal humor a diferencia de si lo hablas asertivamente con la persona que lo genero. Acepta el sentimiento.
Aprende a comunicarlo
Por último, pero una de las cosas más importantes es aprender a comunicar como nos sentimos a los demás de una manera asertiva, es decir, ni agresiva que pueda lastimar al otro, ni pasiva guardándonos las cosas. Habla desde tu persona, de cómo te sientes y de las necesidades que te trae ese sentimiento.
Estudios han demostrado que el éxito personal y profesional depende un 20% del cociente intelectual y un 80% de la inteligencia emocional. No hay una receta para el éxito, pero atrévete a acercarte un poco más a él.