Los problemas no se comen, se resuelven

 

Seguramente ubicas la escena de la mujer deprimida viendo películas, llorando y comiendo un bote de helado de chocolate. Esto se debe a que la alimentación y las emociones tienen una relación muy estrecha.

Muchos de nuestros estados de ánimo se ven reflejados en la manera en que comemos, pues ésta es una actividad muy primaria que está presente desde que nacemos y hasta el fin de nuestros días.

Además, la comida se asocia culturalmente con festividades, reuniones, demostraciones de afecto y pérdidas. Para ejemplo los pasteles de cumpleaños, banquetes de boda, chocolates para el 14 de febrero etc.

De esta manera han surgido formas poco sanas de relacionarnos con la comida como la anorexia, los atracones y la bulimia. Pero no es necesario llegar a trastornos alimentarios tan fuertes, solamente piensa en esos momentos que sin hambre ni antojo comes por ansiedad.

Así es, cuando estamos ansiosos tendemos a comer de más y cuando nos deprimimos solemos dejar de hacerlo. Muchas veces nuestra forma de alimentarnos nos dice más de nuestro estado emocional de lo que imaginamos.

Identificar en qué situaciones comemos de más o de menos nos ayuda a conocer un patrón emocional y saber qué cosas pueden estarnos angustiando. También el tipo de alimentos suele relacionarse con las emociones, generalmente, cuando andamos deprimidos buscamos comida dulce o altamente calórica, mientras que cuando estamos ansiosos buscamos alimentos crujientes.

También existen alimentos reconfortantes que son aquellos emocionalmente asociados con bienestar. Por ejemplo, si cuando te enfermabas de pequeño tu mamá te daba calidito de pollo, ahora buscas comerlo cuando te sientes mal; o si premiaban tus logros con un postre, es probable que ahora tu sola te premies con algo que disfrutas mucho después de hacer un gran esfuerzo.

Lo importante de esta relación entre comida y emoción, es entenderla, aprender de nosotros y controlarla. Ir separando el alimento del significado emocional que le damos es muy sano. Chocolate no es igual a un te quiero y por más que me coma la bolsa completa de papas, ahí no encontraré la solución a mi problema.

Gran parte de los problemas de sobrepeso están más relacionados con aspectos psicológicos que físicos.

Aprende a cuidar de ti y dale su lugar a las emociones y a los alimentos. Recuerda que los problemas no se comen, se resuelven y si necesitas ayuda, búscanos.

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